El perro ideal es el perro que es sociable, bueno y sumiso, con personalidad y equilibrio psíquico, pero dispuesto a obedecer. Muestra interés por nosotros, corre enseguida a saludarnos, a jugar con nosotros, y se muestra feliz por nuestra presencia.
A un perro bueno le gusta que le acaricien y juega sin rebelarse demasiado, aunque sea algo tímido.
No debemos elegir al perro indiferente, es decir, que no muestra interés por nosotros; ni al asocial, que vive por su cuenta, ni, por supuesto, al agresivo.
Tampoco debemos elegir a un perro demasiado miedoso, que se escapa cuando nos acercamos e incluso intenta mordernos cuando lo cogemos en brazos. Este tipo de perro es muy difícil de educar.